sábado, 28 de enero de 2017

La Fuga, de Elías Hasbum (XVII)


La Fuga, de Elías Hasbum (XVII)
villavicencio 19
José Luis ‘Pepelucho’ Villavicencio XIX CMLP
Terminé de leer  “LA FUGA”, novela de Elias Hasbum de la XVII promoción que narra en forma novelada hechos que ocurrieron en el segundo semestre de 1962.Tal como lo dice Marco Paredes en el prólogo son hechos novelados de lo que vivieron  tres cadetes de la XVII.
Ese año fue muy trascendente en mi vida. Logre mi sueño de ingresar al famoso Colegio Militar Leoncio Prado y vivía todo lo que había leído y había escuchado del Colegio Militar Leoncio Prado. Es que desde pequeño tuve oportunidad de escuchar en directo las anécdotas de tan famoso colegio y en los colegios donde estuve leía libros editados en la imprenta del CMLP ya mi sueño se convirtió en casi una obsesión.
Como ya lo escribí hace más de veinte años en alguna crónica, nos internamos con una ilusión tremenda. Estaba en la octava con hermanos extraordinarios (menos uno jajaja) y los primeros días me prive de esos inolvidables momentos porque al amanecer de la primera noche me dio tortícolis y me metieron a la enfermería quince días. Allí me sacaron la mugre con el cuello torcido. Eso recordábamos con Quique Bissetti en nuestras noches de tertulias de los martes. A el no lo tocaban porque tenia amigos en todas las tiendas.
De la XVII aprendí muchísimo. Como prácticamente el cole era mi segundo hogar porque si bien vine de Chiclayo ya mis padres estaban en el Cusco y solo tenía a mis padrinos quienes eran mis apoderados. 
Veia a cada uno de mis monitores y sus compañeros como figuras imponentes (no impotentes) porque eran grandazos y fornidos y no siempre abusivos. Nuestros monitores eran como unos hermanos mayores. Siempre tuve oportunidad de estar cerca ya sea en la banda o cuando me quedaba voluntario los fines de semana.
C:\Users\José\Pictures\FORJADORES.jpg
D:\Mis Documentos\JLAVA\XIX\Escritos\1964 nuestros forjadores.jpg
Es por ello que al terminar de leer el libro me trajo a la memoria esos tiempos. El SO Castillo, siempre paraba serio y era muy exigente. No era nuestro SO pero lo veía en los momentos del dia a dia. Y lo veía admirado porque su hijo era el “Brigadier General de la XVII”. Me preguntaba que orgulloso se debía sentir tenerlo allí y a mi técnico saber que gracias al esfuerzo de su padre iba a llegar alto xq sus amigos decían que era superinteligente. Sabiendo que era muy sencillo pese  a su seriedad. Estando en una ocasión de imaginaria me puse a conversar con él un buen rato.Era afable y cuando recordaba cosas de lo que le decían se reia haciendo mas una mueca que una sonrisa. Siempre decía que..” en la vida debes ser derecho, correcto y hacer las cosas bien. Teniendo esos valores y la disciplina todo te ira muy bien..” me decía.
Lo miraba mientras hablaba y sentía que el podía mostrarse orgulloso de su labor de padre porque su hijo era notable, inteligente y líder.
Sin embargo me entro una desazón tremenda cuando nos comunicaron que daban de baja a los tres que habían viajado a la sierra y nombraban a un nuevo brigadier general el ahora gran médico …... Lo único que pensé fue en el papá Castillo. Cómo debió sentirse al saber eso. Lo busque con la mirada en un momento y lo vi serio, siempre adusto y siguió con su vida sin demostrar nada de lo que sentía.
fug4
Vladimir Gayoso es nombrado brigadier general
Siempre me quede con esa vivencias de esa época y que reflejan que muchos actos solo serán entendidas por sus actores.
Siempre me pregunte que fue de sus vidas hasta que llegaron estos libros. 
Más aún cuando Lucho Cuadra narra en su libro “LA GLORIOSA”  su encuentro con el Brigadier Castillo.
… “ Con motivo de esas fiestas visité a varios compañeros. Había uno muy especial que no fue a nuestro internamiento. Conseguí su dirección y fui con ilusión y curiosidad a buscarlo. Era nuestro querido "Cholo" Castillo que se escapó (tiró contra) del colegio. Me encontré con que era director de un hospital, catedrático, asesor del Ministerio de Salud y, sobre todo, un excelente médico y mejor amigo. Lo visité en su despacho y di como referencia ser un compañero del colegio militar. A la espera de ser recibido, pensé que me daría cita para una próxima fecha, pero no fue así. Su secre-taria me dijo: 
Señor, el doctor le ruega que espere un momento., Lo va atender. 
¡Ese era mi cholo, mi compañero! Los honores y el éxito no lo habían cambiado, seguía siendo el amigo bueno y educado de hace veinticinco años. Pasaron unos minutos y me recibió. Allí estaba él sentado en un amplio sofá de una elegante oficina. No había cambiado mucho, algunas canas en la sien, y lentes, que le daban una apariencia de seriedad y distinción. Con sonrisa afable y buena me dijo: 
- "Mío Loquito". ¡Cuánto gusto me da verte después de tantos años! 
¡Sí mi Brigadier General! - le dije - Han pasado veinticinco años... 
- No - me contestó - yo nunca fui Brigadier General, 
Simplemente un compañero. 
- Para mí - le dije - tú siempre serás nuestro Brigadier General. Y el orgullo de nuestra promoción, el cadete más distinguido que dejó el colegio, dándonos un ejemplo de coraje y coherencia con tus ideales. 
- Gracias mi querido compañero. Bueno, ¿a qué debo el honor de tu visita? 
- Mi querido doctor, vamos a celebrar nuestras bodas de plata y nuestro reencuentro. Esperamos tenerte con nosotros. 
Me miró con ternura. Calló un instante y luego me dijo: - ¿Y tú, a qué te dedicas? - Soy comunicador social. - O sea, chismoso - me dijo sonriendo 
- Mi querido doctor, siempre sorprendiéndonos. Para toda la promoción, tu promoción, nos quedó una honda pena y gran desconcierto al ver que los tres mejores cadetes se  escaparon del colegio. Tú el más distinguido, el más inteligente. Recuerdo cuando aún en tercero, el Coronel Salinas- nuestro Director-, te presentó como un ejemplo y desde el saque tomaste el primer puesto entre todos los cadetes. También recuerdo cuando a pulmón gritabas los resultados de las pruebas para salvar a tus compañeros, sin importarte el riesgo de ser expulsado. ¿Qué pasó doctor? Por qué te escapaste? 
- Compañero ese episodio de mi vida trato de olvidar siempre. Dejé el colegio y nunca más regresé, ni vi a mis compañeros, sabía que la mayoría no me entendería. Llegué a Lima desde un pueblito lejano de la sierra. Mi padre como bien sabes, era un humilde Sub-Oficial y la única forma de ingresar al colegio militar era con una beca. Estudié duro sin descanso, me preparé con el mayor esmero. Para mí, sólo servía ingresar con los primeros puestos, la suerte me acompañó y fui el primer sorprendido al entrar becado al colegio. Creía que los de la costa, que venían de buenos colegios, ingresarían en los primeros puestos. Ya en el colegio me propuse seguir estudiando con afán para no perder mi beca, porque la plata era lo que menos había en mi casa y a mi pobre viejo que era instructor en mi propio colegio no lo podía dejar mal. También quedé sorprendido cuando el Coronel me distinguió como él número uno de la promoción. 
Día a día me esforzaba estudiando y los golpes nunca me amilanaron, yo soy cholo y los golpes me fortalecen. Estaba acostumbrado a sufrir y sabía que era cuestión de tiempo, por que de "perro" pasaría a "chivo" y los sufrimientos disminuirían. Con un grupo de compañeros que gustábamos del estudio, nos unimos en esa sana costumbre de la lectura, reflexionábamos sobre lo que leíamos, conocimos a Vallejo que lo sentíamos como algo propio, luego Arguedas, Mariátegui, etc. En esos días, la corriente Izquierdista estaba en boga, la revolución cubana, el Che Guevara, etc. Todos hablaban lo que nosotros sentíamos en carne propia, nuestro pueblo miserable, pobre y sin esperanza. En la sierra ya había vivido uno y mil abusos. Así es que nos fuimos solidarizando con esta forma de pensar y sentir. Leíamos a Marx, Lenin, Haya de la Torre, y también a un ex - cadete, Manuel Scorza. Ya en cuarto, se dieron unas elecciones en joda y ganó Marx ..¿Te acuerdas? 
- Claro, cómo no me voy acordar. 
Alli se dio, el quiebre. Empezó a  ponerse de moda la pituquería, y poco a poco se fué perdiendo lo que más nos unía: la igualdad, la humildad. Y sobre todo, lo que hizo de este colegio algo grande: Su fraternidad. Se me empezó a cuestionar por cholo, por pobre; el grupito de La Punta y el Capitán de año, me empezaron a hostilizar. Incluso ustedes, los de la orquesta, le dieron toda la importancia a las fiestas de pre- promo y las matinales; el estudio y la disciplina, pasaron a segundo plano. A nosotros, ni nos invitaban a las fiestas y finalmente nos pusieron entre la espada y la pared, nos acusaron de comunistas. En el colegio estábamos de más, teníamos todo en contra. Fue, mi querido compañero, otro golpe de los militares. Al colegio ya no tenía nada que aportar, era un estorbo, una incomodidad. Entonces, tomé la determinación de unirme a la guerrilla en el Cuzco. Allí, fuimos dos: Marcial y yo, Muñoz se fue al convento de Ocopa, en Huancayo. Lo que más me dolió fue el duro golpe que recibió mi pobre viejo, entró en desgracia, no me pudo entender. Solamente los años y mi dedicación, lograron que me perdone. Pero, en mi conciencia este suceso no me avergüenza. Al contrario, me satisface, que siendo un joven soñador, fuese consecuente con mis ideas,  con mis aspiraciones de justicia social a la que aspiro. Esperó que nuestra gente, en su tierra, viva dignamente y que ser Peruano en el Perú, no sea desventaja, yo sigo siendo Cholo y con suerte y esfuerzo, puedo ayudar curando tantas dolencias. 
- Pero, mi querido doctor, ¿Qué pasó con la guerrilla? 
- Estuve durante un año luchando. Todos éramos unos románticos, unos soñadores. Era una guerra limpia. Allí estaba Javier Heraud. Nosotros no éramos terroristas, no matábamos a civiles. Eran los militares contra nosotros, los guerrilleros. Cayeron casi todos, nos vencieron y pude salir milagrosamente con vida: Después los militares dejaron el poder y ya se pudo libremente opinar y luchar con las armas democráticas. Además, pesó mucho el dolor que yo le causaba a mi familia. Entonces regresé al estudio, ingresé a la Facultad de Medicina, y el resto es historia simple.
 Lo triste de la guerrilla fue que no terminó, nunca logramos que el gobierno entendiera que sólo con justicia social se resolvía el gran problema. ¿Ya ves? Luego, vino lo peor, el terrorismo con toda su crueldad. Si en la guerrilla de los sesenta se hubiesen tomado las medidas correctivas, no hubiéramos sufrido estos años de dura lucha, de terror. Eso me apena. Pero, a mí- le dije - me alegra verte realizado. Sigues siendo el mejor. Esperamos verte el día del reencuentro. 
- Yo ya tuve mi reencuentro. La vida te da muchas sorpresas, como dice la salsa, muchas sorpresas te da la vida. Un buen día me llamaron para examinar a una persona muy importante. Y dar mi diagnóstico, casi en secreto. ¿Sabes quién era el personaje? i"Alfy"! El hombre en esos momentos más cuestionado. Mi informe daría con él en el hospital o en la cárcel. Terminó en el hospital. De allí, lo mandaron a un cuartel en Pueblo Libre, donde también encontró compañeros del colegio que lo ayudaron. 
- ¿Tú lo ayudaste? ¿Después de lo que te hizo?, No jodas. 
- Así es, mi querido amigo, y es otra de las cosas que doy gracias a Dios por haberme permitido esto, y perdonar. 
- ¿Tú crees en Dios? 
- Los años, mi querido compañero, y todo lo que se vive. Yo, que trabajo con la vida y la muerte, veo tantos milagros a diario, cómo no voy a creer, ¡claro que creo¡Comprendo a "Alfy", él es más extranjero que peruano. No se le puede pedir que ame lo nuestro, cuando él no es ni siente como peruano. Es un comerciante, su mundo es el negocio, el dinero y los negocios, son negocios. No comparto lo suyo, pero sí lo entiendo y me apena su fin, vilipendiado y solo.
 - ¿Y sigues creyendo en la lucha armada?- Le pregunté. 
- Todo tiene su época y su forma. Como médico, lucho por la vida y no tendría sentido matar. Hay que respetar la vida sobre todo, es un principio fundamental. Pero también hay que luchar por la vida digna y justa de los pobres, que en el Perú son la mayoría. Esa debe ser la prioridad del gobierno para no verse nuevamente envuelto en una lucha más cruel por la fuerza de la necesidad. La delincuencia también es una respuesta a tanta miseria y abandono. Hay mucho, hermano, mucho por hacer. ¡Ahora! Mañana, es tarde. 
- Hablando de tarde, nos ha ganado el tiempo. Me voy, con la alegría de haberme encontrado con una gran persona, un gran médico y amigo, esperamos verte con más frecuencia. 
- Así es, mi querido loquito. Mucha suerte también para ti y para todos los compañeros, ¡i nos estamos viendo! Se puso de pie y me hizo el saludo militar, que yo respondí. ….”
Siempre la vida nos regala vivencias que nos hacen viajar en el tiempo y  retroalimentan nuestras emociones.
Pepelucho
Abril 2016
D:\DE LA PC CASA\PAPA\Jlava\CMLP\XVII\IMG_3154.JPG

fug5fug6
C:\Users\José\Pictures\articulo fuga.jpg Abril 2016


https://youtu.be/d3sp5gNqcRc   REENCUENTRO 2011 -LA XVII RECIBE EL ESTANDARTE

https://youtu.be/aBhQ7VmC9YQ REENCUENTRO 2012
https://youtu.be/0RYgXjYXOjQ  REENCUENTRO 2012



Hace poco coordinando con Enrique Parodi sobre las fotos para el libro de Brillante s de la A.L. me comentó que no podía faltar la foto que a continuación se muestra



Es que el dia en que sale la orden dando de baja a su Brigadier General toda la XVII en señal de protesta se fue al estadio e hicieron un plantón. FOTO HISTORICA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario